La crisis en la industria energética que diera inicio en el Otoño de 2014, es innegable mantiene un efecto negativo, perceptible aún hoy, tres años después. Y ahora más que nunca las empresas en un ciclo de reducción de costos iniciado en el mismo periodo, en busca del óptimo balance entre calidad en la operación y servicios y los más bajos costos posibles.
¿Cómo lograr ésta afrenta sin desatender lo esencial?
Definitivamente no nos dirigimos a una industria de administración sencilla, más bien es compleja. Una industria de inversiones gigantescas, con tiempos de retorno extendidos, sin embargo también altas utilidades. Ya sea en la prestación de servicios, en la entrega de insumos, fabricación de tecnología y equipos o comercialización.
El reducir la plantilla laboral es un paliativo, producto de un análisis que determina que en realidad estábamos “sobrados” de recursos, siempre optimizables, como perfectible es la operación. Sin embargo la inserción de tecnología y software, para la automatización/optimización de procesos, en la industria; es una opción aunque paradigmática nos lleva a resultados tangibles.
Pero, ¿hasta dónde podemos llegar y cómo venderlo? Pregunta aunque pareciera sencilla, es más compleja de lo que literalmente refleja, en la actualidad el concepto de lean manufacturing es posible llegue a mucho más integrando del sector de tecnología otros tantos más como inteligencia de negocios y administrativos como la planeación estratégica, de la mano de la tecnología actual nos permitiría reducir el conteo de personal optimizando procesos, hasta límites que antes de la crisis no habríamos visto, con plataformas completas que nos apoyen a integrar y sintetizar la información de numerosas fuentes de datos para dar la mayor capacidad al análisis ejecutivo en la toma de decisiones. Así como automatizar pasos rutinarios o repetitivos en procesos de manufactura o servicios. Incluso llegar hasta el plano de una planta enteramente conectada (connected plant), donde todo desde los accesos, el proceso, servicio y personal en ésta, se encuentren integrados en todo momento. Similar a los comerciales de televisión donde vemos refrigeradores que intuitivamente predicen cuándo hacer las compras. Trasladado al plano industrial en el que la integralidad de dispositivos electrónicos en una instalación nos ayuden a una ejecutar mejor. Donde incluso la toma de decisiones recurrentes, está en su mayoría automatizada, dando lugar a operación ejecutada de una manera más eficiente y dejando procesos críticos de decisión como foco con base en mayor y más filtrada información. Vivimos en la era de los drones, robots, y ahora, ¿por qué no? Plantas y fabricación automatizada.
Lo anterior, nos lleva a nuestro siguiente punto, y materia de análisis de cada una de nuestras lecturas. ¿Cómo vender ésta idea o nuevo paradigma en la industria energética? La industria energética en general, de acuerdo a análisis de varias consultoras enfrenta una enorme brecha generacional, donde la experiencia se encuentra concentrada en un segmento de edad más avanzada, y no precisamente el más afecto a la tecnología, mientras los más jóvenes, según estudios salen de las universidades con más preparación académica, sin embargo a diferencia de generaciones anteriores, se pospone considerablemente el inicio de la vida laboral (al menos hasta concluir los estudios). ¿Cómo convencer a estas generaciones no tan tecnológicamente integradas, que es justamente la tecnología el puente que permitiría desvanecer ésta brecha? Con un cambio de enfoque, el cambio en los paradigmas, habrá finalmente que recaer como debe ser en nosotros en las áreas comerciales, en estos tiempos, no es el mismo cliente, quien tomará la decisión, así como las empresas modernas y más competitivas en el ambiente actual, no son las que siguen los modelos tradicionales.
Actualmente la batalla en la industria se libra entre empresas multidisciplinariamente integradas en sus consejos, en las que las iniciativas técnicas o de operación se sopesan bajo la lupa y el escrutinio de economistas o financieros que decidirán con base en rentabilidad, utilidad, CAPEX/OPEX y tiempos de retorno de la inversión las acciones a tomar, y es sobre estos conceptos que la tecnología como una inversión hace sentido y hacia donde nuestro discurso debe transitar, de una industria basada en su operación hacia la visión de una industria de ejecución rentable y encargados de comercialización y marketing capaces de transmitir el valor de las inversiones. Modificando y fortaleciendo la versión anterior de los encargados de comercialización, en verdaderos consultores económicos-comerciales que puedan sustentar la aplicación de sus productos y servicios para con sus clientes en términos del beneficio o impacto que en su operación directa o indirectamente conllevarán.
La invitación es pues, ahora más que nunca nuestra función es vital y más completa. Mantenerse integralmente actualizados y prepararse es el reto que las empresas y la industria nos exige para motivar el ecosistema industrial energético a dinamismo que todos esperamos y deseamos.
Autor:
MBA Erick Sánchez Salas
Líder de Desarrollo de Negocios en soluciones para la industria de Gas – Honeywell Elster
*Artículo exclusivo de Oil & Gas Alliance y Oil & Gas Magazine.